Con el transporte de vacunas contra la COVID-19 los vehículos refrigerados han cobrado protagonismo y nos han desvelado que hay distintos tipos de vehículos para transportar según que productos. Esta empresa de transporte frigorífico nos va a servir para profundizar un poco más en el tema y hablar de los vehículos que se utilizan para mantener la cadena de frío intacta en los transportes de productos sensibles a la temperatura.
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Vehículos isotermos
Son vehículos utilizados para realizar trayectos cortos debido a que no son frigoríficos, es decir, no tienen capacidad para enfriar. Lo que sí hacen gracias a los materiales aislantes con que se construyen es impedir al 100% la entrada de calor una vez cerrados. Con ello se consigue que productos perecederos como verduras, frutas u hortalizas que se recogen en un gran mercado de abastos, se puedan repartir en tiendas si los trayectos son cortos, como ocurre en la distribución en ciudad.
Vehículos refrigerados
También son aislantes, pero tienen la capacidad de controlar la temperatura emitiendo frío gracias a una maquinaria especial que funciona con gas o aprovechando directamente piezas de hielo.
Con esta ayuda, estos vehículos pueden cubrir las necesidades de control de temperatura para respetar la cadena de frío de productos como los pescados y los mariscos. Además, lo pueden hacer para trayectos más largos.
Es cierto que sus capacidades de refrigeración tienen límites, especialmente si la temperatura ambiente es muy alta. También hay que diferenciar dentro de este tipo de vehículos de refrigeración varios tipos. Los más eficaces pueden llegar a mantener la temperatura interior del transporte hasta en -20º.
Vehículos frigoríficos
Como su nombre indica, estos vehículos son frigoríficos móviles y tienen la capacidad de controlar y generar una temperatura bajo 0º y óptima para distribuir todo tipo de productos, como son los químicos, que pueden requerir varias decenas de grados centígrados bajo 0.
De los tres transportes, son los más eficaces para trayectos largos de varios días, sin que el viaje afecte a la cadena de frío.
Congelación y transpiración
Realizar un transporte de este tipo no se reduce a colocar los alimentos en el interior, girar una rueda de temperatura y cerrar las puertas. El proceso es más complejo porque no todos los alimentos se congelan al mismo ritmo –de hecho, algunos es mejor que no– y tampoco transpiran igual.
En el caso de la transpiración y la emisión de calor que los alimentos pueden emitir, a mayor frescura del alimento, mayor transpiración. Así, no es lo mismo el transporte de vegetales y frutas que de frutos secos, que ya no emiten prácticamente calor al no poseer agua.
Si transportamos productos que hay que congelar a una determinada temperatura, además de utilizar el transporte adecuado, también es importante saber que hay productos que no llegan a congelarse, como los que cuentan con componentes químicos; otros que no se deben como las frutas, y otros que tienen una temperatura determinada de conservación que no se debe sobrepasar ni perderse.
Y si hablamos de las famosas vacunas que se han transportado por media Europa, los requisitos de congelación y mantenimiento de temperatura de los vehículos son extremos, para lo que se necesitan auténticos artilugios tecnológicos.