Ya hemos hablado, dentro de nuestra sección de Sectores empresariales, de cómo elegir una buena empresa de reformas. No hacerlo puede derivar en unos riesgos que, en esta ocasión, ocupan el contenido de este artículo. Para hablar del tema con propiedad, como siempre, hemos recurrido a expertos en el terreno y con mucha experiencia. Es el caso de Jofmar, empresa de reformas en arguelles y carabanchel que inicio su andadura profesional en 1974.
Tras analizar sus servicios y la experiencia de varios usuarios, hemos seleccionado los riesgos más importantes de elegir mal una empresa de reformas.
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No tener cubiertas garantías y responsabilidad civil
Hay reformas que pueden incluir trabajos estructurales en edificios, casas o locales. Esto implica que si el trabajo no se realiza de forma profesional, las personas que trabajan o viven en esos inmuebles pueden sufrir daños serios.
¿Cómo asegurarse de que una empresa de reformas va a realizar bien su trabajo y cumplir con normativa? Basta con realizar una consulta en el organismo oficial REA, el Registro de Empresas Acreditadas del gobierno español que certifica que las empresas listadas cumplen con todas las medidas de seguridad, responsabilidad civil, etc.
Lo barato sale caro
Es uno de lo riesgos más comunes de elegir mal una empresa de reformas. La mayoría de los usuarios, a la hora de contratar un trabajo de este tipo priorizan el precio del servicio a la calidad del mismo. Esto les lleva, en ocasiones, a no elegir al mejor profesional. Además de que puede ser que no cumpla con las distintas normativas vigentes, puede dejar el trabajo mal hecho o a medio hacer.
En muchos casos, esos defectos no se detectan a corto plazo -como cuando se utilizan materiales baratos-, sino a medio y largo plazo. Y cuando el problema aparece puede ser tarde para reclamar a la empresa que realizó la reforma o el seguro no lo cubre. ¿Qué hacer? Desgraciadamente hay que llamar a otro profesional o empresa para subsanar el mal trabajo, lo que hace que el coste total de la reforma en el tiempo se pueda hasta duplicar.
Presupuestos no cerrados y sorpresas
Es una característica típica de las malas empresas de reformas: no ofrecen presupuestos cerrados y, según se va desarrollando la obra, aparecen añadidos al presupuesto bajo todo tipo de justificaciones, algunas de dudosa moralidad.
Una buena empresa de reformas tiene la experiencia suficiente como para poder elaborar un presupuesto lo más cerrado posible sin que existan sorpresas al final de trabajo e, incluso, asumiendo algunos costes extra.
Facturación y poder desgravar el coste de una reforma
Aunque no se puede desgravar el 100% del coste de una reforma, hay parte de ese gasto que sí. Y si la reforma es de gran envergadura, los beneficios a la hora de hacer la Declaración de la Renta pueden suponer una cantidad de dinero considerable.
Para poder hacer esto, es importante contratar a empresas o profesionales que lo tengan todo en regla. De hecho, antes de aceptar un presupuesto, lo mejor es decirle a la empresa o profesional que se va a desgravar el coste del trabajo a realizar, para filtrar al máximo entre una buena y mala empresa de reformas.
Posibilidad de financiar la reforma
Cada día son más las empresas serias de reformas que permiten a sus clientes financiar el pago de la reforma. No optar por este tipo de servicio puede devenir en varios riesgos. El más importante es que si se paga todo de golpe y la empresa de reformas no es seria, realizar reclamaciones y devoluciones es más difícil. El pago financiado deja abierta siempre la posibilidad de reclamar y suspender el pago si no se han cumplido el servicio.
Dificultades para alquilar o vender un inmueble
El último de los riesgos a tener en cuenta a la hora de elegir mal una empresa de reformas tiene que ver con la posibilidad o imposibilidad de alquilar o vender u piso. Muchos inversores que compran un piso para reformarlo, revalorizar su valor y luego venderlo, o los que optan por el alquiler, deben tener muy en cuenta la empresa que va a llevar a cabo una reforma. Los compradores pueden peritar el inmueble, y si hay aspectos estructurales mal diseñados, malfuncionamiento de cañerías y otros desperfectos, la venta, sencillamente, se puede anular.
En el caso del alquiler, si el inquilino empieza tener problemas ya residiendo puede también reclamar la solución al casero, con el coste que eso le puede suponer tanto en reparación directa como a través del seguro, que puede subir la cuota anual.
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Lo barato sale caro. Está demostrado, sobre todo en el mundo de las reformas.