Entre que estos robots nos sustituyan en los ámbitos de trabajo y no utilizarlos, existe un punto medio: que nos ayuden en tareas peligrosas y complejas que el ser humano no puede realizar, hace peligrar su integridad física o le cuesta mucho esfuerzo. Bajo esa sabia premisa se construyen los robots colaborativos, capaces de adaptarse a realizar cualquier función y empleados dentro del sector de la robótica industrial. Por su proliferación en la mayoría de los sectores productivos, merece la pena profundizar un poco más en estas herramientas.
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Qué son los robots colaborativos
Que nadie se alarme. No estamos hablando de robots humanoides como los que imaginó Isaac Asimov en sus relatos y novelas. Tampoco acabarán dominando el mundo y la vida humana como muestra la ficción de la saga de Matrix. Hablamos de herramientas automatizadas y personalizadas a un sinfín de actividades y con una característica esencial en todos los modelos: tienen forma de brazo robótico.
Se llevan utilizando desde finales del siglo XX y se les bautizó entonces como “cobots”. Para explicar mejor su utilidad y esencia, veamos algunos ejemplos de su uso.
Usos de los robots colaborativos
El número de industrias donde se utilizan no deja de crecer. Por nuestra parte, vamos a hablar de tres de ellas.
Cobots para el sector de la automoción
La producción en cadena de vehículos o piezas de los mismos es muy importante para una empresa de automóviles. A mayor rapidez en el montaje, mayores beneficios. En este sentido, la utilización de cobots ha supuesto una auténtica revolución al respecto. Fácilmente programables, este tipo de robots colaborativo comparte ahora espacio con el ser humano en esas cadenas de montaje para mejorar enormemente la productividad.
Cobots para el sector de la electrónica
Además de rapidez, una cadena de montaje necesita precisión milimétrica y sólo las máquinas pueden asegurar realizar acciones de ese tipo. En la electrónica industrial, los robots colaborativos se utilizan para apoyar al ser humano en labores como fabricación de microcircuitos, montaje de televisores y otros aparatos electrónicos, soldaduras y pegados, o control de calidad.
Uso de los cobots para el sector de la ciencia
No podía faltar este sector que, de hecho, da a luz a estas máquinas. Y es también en el campo de la ciencia donde se han conseguido desarrollar los cobots más sofisticados capaces de realizar pruebas en laboratorio, montar herramientas de pequeño tamaño y realizar controles de calidad en todo tipo de experimentos químicos.
Ventajas de los robots colaborativos
De estos tres ejemplos se desprenden una serie de beneficios que hacen que los cobots proliferen todavía más en cualquier tipo de industria. Los más importantes son:
- Productividad. Ya lo hemos dicho antes: los brazos robóticos en una cadena de montaje multiplican varias veces la producción de cualquier tipo de producto.
- Seguridad. Evitan que el ser humano puede sufrir accidentes en multitud de situaciones.
- Precisión. Logran realizar funciones que las personas no podrían hacer por sí mismas, lo que abre además la puerta a la producción de nuevos productos, especialmente dentro de la nanotecnología.
Por último, a la pregunta que muchos pueden estar haciéndose sobre si el uso de cobots reduce la empleabilidad de personas en empresas, puede ser al contrario. Es decir, al día de hoy hacen falta personas que diseñen estas herramientas, técnicos que las mantengan y trabajadores que las supervisen. Además, el mencionado apoyo para crear nuevos productos deriva en creación de empresas y, por lo tanto, más empleo.